Concurso Topocoro en asociación con El Taller de Arquitectos y Espacio Colectivo

Partir de la base natural
El emplazamiento del proyecto responde principalmente a articular las lógicas de los sistemas antrópicos con la de los sistemas naturales, liberando franjas transversales que vinculan los corredores ecológicos de las quebradas. Los sistemas de edificaciones se concentran para reducir la huella de lo construido y atienden el relieve para minimizar los movimientos de tierra y conservar la lógica del drenaje natural.

Proteger la calidad escénica del paisaje.
Los árboles imponentes permiten mimetizar la presencia de gran parte de las construcciones y la presencia de elementos contrastantes se reserva para torres de avistamiento como hitos de referencia. La vegetación propuesta complementa la matriz de corredores ecológicos y claros en el bosque.
Reconectar a las personas con la naturaleza silvestre. Una forma de afrontar la crisis ambiental mundial es sensibilizar a las personas con nuestra esencia biológica a través de experiencias memorables en entornos silvestres.

Espacios con vegetación.
La definición del espacio se desarrolla entre elementos arquitectónicos, relieve y vegetación, conformando recintos que inviten a la contemplación o simplemente al disfrute de lugares saludables. El proyecto ofrece diversidad en los grados de proximidad, desde jardines tropicales que acompañan los edificios, áreas abiertas con sombras intermitentes, hasta experiencias inmersivas en los glamping o caminatas por el bosque.

Arquitectura con el lugar.
La estrategia de emplazamiento a escala de la arquitectura es simple:
Terrazas como basamentos sólidos y continuidad del relieve.
Arquitectura liviana y modular.
Membranas de sombra.
Los materiales son expresión simbólica de la tradición constructiva y los procesos artesanales de Santander, con piedras Barichara y Santander, ladrillo cocido, membranas de sombra con fibras naturales que evocan los tejidos tradicionales, y el follaje vivo de las plantas y los grandes árboles.